martes, 24 de febrero de 2009

Cambios, diferencias y coexistencia

A lo largo de la historia, los seres humanos han sido partícipes de una serie de cambios que han modificado de manera trascendental su conducta y formas de vida. El lenguaje verbal, surgido hace 150.000 millones de años, la invención de la escritura hace 3.000 años y muy recientemente la incursión de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación (teléfono, Internet, ordenadores, etc.) son, precisamente, algunos de los más grandes adelantos de la humanidad.

Aunque pudiera parecer que el surgimiento de los soportes digitales choca con los analógicos, poco a poco el tiempo se ha encargado de demostrar que unos y otros pueden complementarse y convivir dentro de un mismo contexto. No obstante, es importante tomar en cuenta las ventajas y desventajas que tanto una como otra tecnología traen consigo.

Una de estas hace referencia a la oportunidad que brindan los medios digitales para la creación de grupos virtuales de individuos que comparten rasgos entre sí pero que se encuentran en diferentes regiones del mundo. Por medio de Internet, hoy día es posible que exista interacción entre individuos y grupos que pueden enviar información, imágenes y videos a gran velocidad y a muy bajo costo.

El caso de los soportes analógicos es distinto. Además de que para que haya interacción entre grupos se requiere de la presencia de los individuos, los costos en la impresión de publicaciones pueden llegar a ser muy altos.

En cuanto a las formas y contenidos, un elemento que cabe resaltar de los soportes digitales es la hipertextualidad o posibilidad de que las personas puedan ir de una información a otra. El hipertexto brinda una ruta o camino que guía al internauta a través de nuevos datos, imágenes e información relacionada con el tema que busca.
De esta forma es como se rompe con la linealidad del texto.

Sin embargo, entre el mar de información que ofrece Internet, es importante que el navegante aprenda a distinguir entre aquella información que puede serle de utilidad de aquella que solo puede confundirlo o alejarlo de su objeto de estudio. Internet exige de los individuos la capacidad de discernir entre aquello que es útil y lo que es basura.

Además de todo lo anterior, es importante señalar la forma en que las nuevas tecnologías han modificado los procesos cognitivos y de aprendizaje de los individuos. La inclusión de soportes digitales a la educación contribuye de manera decisiva en la enseñanza, más aún si se toma en cuenta que los niños de hoy antes que aprender a leer ven televisión y juegan videojuegos.

Los métodos de enseñanza tienen que ser adaptados a las nuevas necesidades de los receptores. Lo que antes daba resultado quizá hoy todavía lo haga, pero sí las tecnologías avanzas es menester aprovecharlas en beneficio de la difusión del aprendizaje y la cultura.

Cassany, Daniel, "De lo analógico a lo digital. El futuro de la enseñanza de la composición" en Revista latinoamericana de lectura, año 21, junio de 2000.

lunes, 16 de febrero de 2009

Sartori apocalíptico

Giovanni Sartori no pudo haber imaginado un panorama más apocalíptico para la especie humana que el plasmado en su obra Homo videns, la sociedad teledirigida. Y es que en su afán por dotar a la televisión de poderes sólo propios de brujos y chamanes, Sartori hace que ésta se le parezca al hombre como un medio capaz de influir de manera decisiva en el comportamiento de los seres humanos, como si estos fueran criaturas que no piensan (aunque pareciera que muchos realmente no lo hacen), incapaces de mostrar resistencia a los contenidos que se les presentan.

Lo más fácil es culpar a la televisión (aunque no sin razón, porque sus contenidos dejan mucho que desear), pero eso es sólo una parte del problema. No se pude pensar que la televisión ha desplazado a la lectura como medio de entretenimiento y cultura por excelencia porque se quiera creer o no, la lectura realmente no ha formado parte de todos lo estratos sociales.

Esta actividad, al igual que muchas otras (sobre todo las Bellas Artes), en un principio estuvo reservada solo para algunos cuantos, principalmente clérigos y aristócratas. Con el paso del tiempo, y gracias a la Reforma protestante de Lutero, la lectura comenzó a extenderse. Sin embargo, todavía a principios del siglo XX las cifras de analfabetismo en los países de América Latina seguían siendo alarmantes.

Para Sartori la televisión ha modificado de manera considerable el comportamiento del ser humano a tal grado de que esta hace que el ser humano se convierta en un adulto "(...)sordo de por vida a los estímulos de la lectura y del saber transmitidos por la cultura escrita"[1]


Con esta aseveración, Sartori está olvidando que al rededor de los individuos existen una serie de factores que mucho antes que la televisión y también con más fuerza que ésta inciden en las pautas de comportamiento de los individuos. Su familia, amigos, clase socia, escolaridad, nivel económico, sexo, religión son variables que por sí mismas ya definen mucho de la forma de ser de las personas.






[1] Sartori, Giovanni, Homo videns, la sociedad teledirigida, p. 38


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El papel de la lectura hoy

No es la primera vez que el libro se ve amenazado. Con la llegada de la radio y posteriormente la introducción de la televisión, la lectura se vio en riesgo de dejar de ser el medio de entretenimiento que fuera a mediados de los siglos XVIII y XIX.

Sin embargo, el tiempo ha sido el encargado de demostrar que los medios no se sustituyen, sino que pueden convivir dentro de un mismo contexto. No igual sucede con las tecnologías de la información y la comunicación. Mientras que la radio y la televisión pueden convivir sin molestarse, el correo electrónico o e-mail poco a poco va relegando el papel de la correspondencia, no así el del servicio de mensajería. El fax cada vez es menos usado, y desde hace ya varios años que los telegramas han dejado de ser la forma más rápida de hacer llegar un mensaje.

Aunque es imposible pensar que la lectura pueda verse sustituida por la incursión de un nuevo medio, sería erróneo asegurar que los procesos de lectura no presentan cambios con el pasar de los años. Leer no se sustituye, pero las formas en que los individuos leen, sí.

En los últimos años, el acelerado crecimiento de Internet ha modificado de forma considerable no sólo la velocidad de transmisión de mensajes o información, sino también la manera en que el receptor recibe los contenidos. Este factor ha afectado de forma considerable los procesos de lectura y aprendizaje.

Hoy en día, es posible que publicaciones editadas en Europa Occidental sean consultadas por estudiantes de África o de América Latina. Asimismo, Internet brinda la posibilidad a sus internautas de que conozcan cuáles son los textos que actualmente se están publicando, cuáles son las novelas más leídas, así como la posibilidad de echar un vistazo a diarios de todo el mundo sin tener que dar más que un click.

De ahí que sea injusto pensar que son precisamente las nuevas tecnologías las que están desplazando a la lectura. Éstas, además de hacer uso de recursos multimedia que hacen que la lectura sea más dinámica y atractiva, brindan un abanico de posibilidades que un libro difícilmente podría otorgar.

La falta de lectura en los países del tercer mundo no es un problema que haya nacido con la invención de la televisión, sino un problema con varias aristas. La falta de fomento a la lectura en los hogares, la poca importancia que le dan los profesores en los salones de clase, aunadas al incremento al iva en los libros y los espacios tan poco adecuados para el almacenamiento y préstamo de publicaciones hacen más complicado el quehacer de la lectura.


Reflexión hecha con base en el texto "Elogio (innecesario) de los libros", de Carlos Monsiváis.