martes, 10 de marzo de 2009

Muchas manos, una obra

El camino que sigue un libro ―o mejor dicho, manuscrito― para poder llegar a las manos de los lectores es largo y conlleva una serie de procesos en los que intervienen no pocas personas, cada una de ellas encargada de desempeñar funciones específicas.

Sin embargo, antes de empezar por hablar de la estructura interna de las editoriales y de cómo es que éstas funcionan, es preciso dar a conocer cuáles son los factores que intervienen para que un país funde su propia industria editorial.

Al significar una forma de enriquecer la cultura y propiciar oportunidades de desarrollo y fungir como medio para la cohesión nacional, se vuelve necesario que los países cuenten con una industria propia que vele por las necesidades de sus habitantes. La proximidad entre el lector y el libro está dada, en parte, por su industria editorial.

Ahora bien, para iniciar con la fundación de una industria editorial, es necesario tomar en cuenta varios elementos, tales como el costo del papel, los permisos, la maquinaria, los materiales y el personal, elementos sin los cuales se podría empezar una empresa de este giro.

Para establecer una empresa editorial se requiere del esfuerzo de un gran equipo humano que se encargue de acciones que van desde recibir y aceptar el manuscrito hasta publicarlo, distribuirlo y comercializarlo. El autor, el impresor y el vendedor serán las piezas claves de este proceso.

El escritor es el formulador de la idea y creador del manuscrito. Al ser el autor intelectual de la obra, éste tiene el derecho de recibir una recompensa cuando uno de sus escritos ha sido publicado, lo que comúnmente se conoce como regalías. Asimismo, gracias a las leyes de copyright, la obra está protegida contra cualquier tipo de plagio o piratería que intente lucrar con el trabajo del escritor.

En tanto que el autor es el encargado de conjuntar palabras, imágenes, cuadros y gráficas para crear un libro, el impresor tendrá la tarea de recibir de manos del editor el manuscrito, encargarse la tipografía y devolverle al editor el manuscrito ya impreso. Será labor del impresor elegir el papel, la tinta y la encuadernación adecuadas, así como todos los elementos necesarios para que la impresión sea de calidad y del gusto del editor.

Antes de que el libro llegue a las manos de los lectores, éste tendrá que llegar al vendedor de libros para que lo distribuya y lo facilite a los compradores, cerrando de esta manera el proceso de publicación y camino que siguen los libros.

Aunque éstas son las figuras centrales del proceso de publicación, en cada una de las etapas intermedias se note la presencia de buen número de individuos involucrados como lo son las figuras del editor, corrector, diseñador, tipógrafo, corrector de pruebas, entre otros.

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